lunes, 14 de marzo de 2011

Fernand Léger

Nacido en Argentan, Normandìa, en el seno de una familia campesina, quedó huérfano de padre antes de cumplir dos años. Recibió instrucción primero en la escuela de su pueblo natal, y después en un instituto religioso de Tinchebray.




Entre 1897 y 1899 es alumno de un arquitecto en Caen; en 1900 se traslada a Parìs, donde trabaja como dibujante de arquitectura, al tiempo que estudia en la Academia Julian. Tras cumplir su servicio militar (1902-1903), ingresó en la Escuela Nacional Superior de Artes Decorativas al no conseguir plaza en la de Bellas Artes, donde, como alumno libre, recibió lecciones de Leòn Gerome y de Gabriel Ferrier. Visitó asiduamente el Museo del Louvre y, al igual que otros pintores de su generación, debió al impresionismo, iniciado en las galerías de la calle de Laffitte, la esencia de su formación artística.






Por esta época se introduce en el mundillo artístico del París de comienzos de siglo; en 1908 se instala en La Ruche (la colmena), edificio que, haciendo honor al apodo, alberga a un auténtico enjambre de artistas. Aquí conocerá, entre otros, a Archipenko, Lipchitz, Chagall, Robert Delaunay, con quien compartiría andadura en su experiencia cubista, y al poeta Blaise Cendrars, al que le unirá una muy estrecha amistad. Tras unas primeras pinturas, realizadas con técnica impresionista, el conocimiento de la obra de Cèzanne -cuya gran retrospectiva se produce en 1907- va a ser fundamental en su evolución. Entre 1909 y 1910 realiza su primera obra importante, Desnudos en el bosque, que supone una aplicación extrema de los presupuestos cezannianos.





EL NUEVO CLASICISMO
A partir de 1920, la figura humana regresa a su pintura en composiciones en las que aparece en términos de igualdad con elementos de origen industrial. De forma paralela, su decidida apuesta por las manifestaciones de la vida moderna y una firme convicción en la necesidad de ampliar los estrechos límites del gran arte le llevan a interesarse por el cine y la danza. Entre 1922 y 1923 diseña los decorados de dos ballets suecos de Rolf de Maré, con música de Darius Milhaud, Skating Rink y La creación del mundo. Al año siguiente dirige y produce la que está considerada como primera película sin guión de la historia del cine, El ballet mecánico. Tras un periodo, que va de 1924 a 1927 en el que su trabajo refleja la influencia del Purismo de Le Corbusier -a quien había conocido en 1920-, inicia una nueva etapa donde el cuerpo humano adquiere una importancia que habría de conservar en el resto de su obra.


UN FINAL FELIZ
Regresa a Francia en 1945 e inicia una etapa de intensa actividad. Diseña decorados para teatro, como los del ballet Le pas d'acier de Prokofieff (1948), vidrieras, como las de la iglesia del Sacré Coeur de Audincourt (1950), y realiza un panel monumental
para el Palacio de las Naciones Unidas en Nueva York (1952).